lunes, 29 de febrero de 2016

'The Walking Dead 6x10'

¡¡¡ SPOILERS!!!


En el nuevo capítulo de ‘The Walking Dead’ nos encontramos con un episodio de transición que no aburre e incluso resulta divertido con la aparición de un nuevo personaje.

Después de la masacre del capítulo anterior, parece que reina la calma en  Alexandria. Carl ha mejorado aunque aún tiene sigue con el ojo ‘vendado’. Rick y Carl conviven con Michonne, quien sigue ejerciendo de guardiana y de paso cuida a la pequeña Judith. El ambiente parece mucho más calmado. Rick parece un hombre feliz, disfrutando de una vida familiar.

A continuación Rick sale con Daryl en busca de provisiones y de alguna persona siguiendo la filosofía de Deanna. Ambos llegan a un almacén, donde encuentran una camioneta cargada de alimentos que no dudan en llevarse. Sin embargo, aparece en escena un personaje curioso y que les traerá de cabeza a Rick y a daryl. Dice llamarse Paul Rovia, conocido por el apodo de "Jesús". En una curiosa estrategia chocándose con Rick, aprovecha para lanzar unos petardos y llamar la atención y de paso robarle a Rick las llaves de la furgoneta cargada y robársela. Ambos, alucinando con la situación, emprenden una particular carrera a pie con la suerte de encontrar a Paul más adelante mientras cambia una rueda. Lo atan y lo dejan en la carretera, pero el hombre, que tiene innumerables recursos, consigue subirse al techo de la furgoneta. Rick, al descubrirlo, no duda en en frenarbruscamente para hacerlo caer. Comienza una persecución simpática que acaba con Paul salvándole la vida  a Daryl de un caminante, pero la camioneta termina sumergida en el agua. Se llevan a Paul hasta Alexandria y lo dejan que sane en una habitación. 

Mientras que Rick y Daryl están afuera,  Michonne mientras hace guardia ve  a Spencer, el hijo de Deanna, adentrarse en el bosque en solitario con una pala con la intención de dar una muerte digna a su madre, la cual había visto caminar por la zona. Carl la había visto antes, ya que estaba de picnic con Enid por allí. En vez de darle muerte, se usa de cebo a sí mismo para llevarla indirectamente ante su hijo. Carl consigue llevarla hasta Michonne y Spencer que tras matarla la entierran cerca de un árbol y tallan una D. 

Esa misma noche, Michonne habla con el hijo de Rick. Le dice que no tenía que estar allí y que en cualquier caso, tendría que haberla matado. Pero Carl se sincera y le hace ver que esa no era su labor. Tenía que hacerlo alguien de su familia, como el caso de Spencer. Culmina diciendo que él lo haría con Michonne sin pensarlo porque para él, es familia. Ambos se funden en un abrazo.
Es de noche, Rick descansa tras un día complicado. Michonne lo acompaña. Él le da un paquete de caramelos de menta, se rozan las manos, una cosa lleva a la otra y acaban los dos teniendo una apasionada noche. Al día siguiente, mientras los dos duermen felizmente junttitos, una voz suena: "Rick, tenemos que hablar". Es "Jesús", quien ha escapado de su habitación y ha llegado hasta la presencia Rick.

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